Yo no sé si estás loca o
si soy demasiado optimista o nihilista o un imbécil más. Me cuesta entender
algo, tiro por lo de imbécil pues. Aunque no todo es malo… te lo juro. Ya sé que grito mucho, que soy ruidoso, alguna vez “flatulo”, que me pedo vamos… Y no
solo eso, a veces no siento, pero tampoco padezco, lloro por dentro tantas
veces y un par sólo sabiendo de las causas. Pago mis males con otros, abuso
cuando puedo, sin querer maltrato, hablo mucho, me muevo mucho, me río
demasiado, parezco retrasado con algunas bromas, así como Ignatius. Bebo
demasiado, fumo otro tanto, me despierto con cara de perro, no me depilo y soy
un poco peludo, tengo un diente de palo, soy poco musculoso y no tan atractivo
como esperas.
Pero también sé decir te
quiero, en un par de idiomas y con el corazón en la mano, sé darlo todo y dar
un poco, sé abrazar a un amigo cuando le
hace falta y cuando no también, sé reírme de tu risa, sé viajar kilómetros para
ver tu cara de loca, sé besar, sé quererte como un bobo, sé elegir bonitos
regalos y hacer que los que son penosos parezcan un poco menos malos, sé estar
en contra de pelear dándote besos apasionados, sé ser guapo cuando se me
requiere y también que mi fealdad parezca un trámite a nosotros. Sé que la fidelidad no es lo mío, pero también que contigo no es lo mismo. Sé llorar por
no tenerte pero también sé levantarme una y otra vez, sé dejarme regañar, sé
pedir perdón, sé cantarte suave con cuatro acordes. Me despierto con cara de
perro, pero sonrío siempre al pensarte. Me gusta viajar y me gusta tomar mate.
Me gustas tú, pero mi mundo no se acaba ahí. Sé perder en el amor y no en baloncesto, sé que algún prototipo me puede ganar sin tan siquiera luchar. Y si, sé ser serio, pero necesito a
alguien para serlo, sino no me renta. No sé...
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