Tu sí que tienes arte quilla, que sin tu lengua al aire se
perdería el mismo mar buscando tu voz marina, que los torcaces llorarían su
soledad en cables que parecen tristes, grises, tanto arte que las guitarras
reposan en el césped verde aguantando el cielo hermoso sobre los interminables
olivos y risas de esta tierra machada.
Las mañanas claras en la playa con su Levante en mi cara, la
arena quitándome el olor a tabaco de la boca, el mar hablándome otra vez de ti
y de tus ojos grandes, hablándome como si no estuvieras en cada cuerda que
amenaza con romperse, en cada tacón desnudo sobre la tierra andaluza, me habla
de cómo se quieren las peras y los peros, del azul casi negro de tu pelo que me
saca un Olé por Triana y acompaña esas palmas brujas.
En las noches de azahar vuelvo a buscarte y te veo lejos
aún, oliendo el jazmín y mirándome, llamándome con los ojos y desapareciendo
con mis pasos temblorosos. Porque tu sola mirada traiciona la vida, los enseres
de tu boca brillan sin saber dónde irán, marineros de mares perdidos, sin
sirenas que amenicen las noches sin viento y las olas sin tus labios. Son las
noches sin voces cuando mas brilla la tuya, acercando el alba al paraíso,
trayendo con un fino hilo el día que se asoma entre las cortinas de la luna.