lunes, 30 de mayo de 2016

Del Norte

Se esfumaron los molinos de viento en la sabana, en la intemperie de La Mancha, la mancha que se te dibuja en la boca inmortal, en tu sonrisa insegura que carga en brazos tus ojos que me miran desde abajo. Me veo cavando la tierra para esconderme de mi fantasma, de ti, que siendo del norte brillas como el más bello y viejo león, pareces pintada a besos de barro. Me siento en una caja de madera, saco del bolsillo un cigarro, lo huelo, me lo pongo en la boca sin fumarlo, solo sintiendo su inocencia, saboreándolo en la distancia que le da la falta de humo. Lo siento como a ti, lejos, con miedo de tocarlo, de hablarle, de tocarte, de olerte.
Empujo la puerta grande de madera, rechina vieja, rechina muerta, rechina la casa entera, la casa vacía. Camino por los rincones rezando en cada cuadro que alumbra el presente con aires de pasado. Me lleno las rodillas de polvo y esnifo lejano un perfume sagrado, entre incienso y tus muslos, me dejo llevar por el aroma de la nostalgia, por los besos de los que me hablaste, por el tiempo y por mis uñas que ya no crecen. Me apoyo en la pared imaginando la banalidad del amor que has dado, odiando las sabanas en las que duermes y susurrando todas esas cosas que no me atrevo a decirte ni a decirme.
Camino sobre las planchas verdosas que ya no suenan, camino sobre el pozo amargo y seco de la memoria. Con mi cigarro en la mano. Escucho como se escapa mi vergüenza sin poder retenerla, escucho como el mar rompe sobre las piedras póstumas de la noche. Brillan las chispas en mi retina y brilla el sonido de la punta del piti quemándose. Me voy para siempre, me olvido de tus brazos pequeños y dorados, de la letra de esa canción, del final de ese libro en el que ella era la protagonista sin saberlo, en que ella era la que yo más quería y no lo vi.

Esperando, sin esperar, no darme cuenta demasiado tarde que mi humo es tu humo que me sale por la nariz. Esperando que tus besos en mi piel desnuda no sean otro espejismo de agua sobre Lepanto. Esperando que mi cigarro no se prenda, no, que el humo no vuelva a desaparecer sobre la madera muerta de tus pechos.    

30-10-2015