jueves, 26 de octubre de 2017

-Pero ¿Piensas en mi?

- Claro que pienso en ti. Pienso en ti hasta el punto de preguntarme por qué coño pienso en ti. Hasta el punto de desvelarme y odiarme por aún pensar en ti. Perdí gran parte de mi vida en un año, olvidé lo que era no arrastrarse por la vida en una lucha de antemano perdida. Y entre tanto, pensaba en ti.

-Y... ¿Cómo has pensado en mi estos años?

- Escapándome de la oscuridad para escribir, escapándome de un pensamiento tras otro llegaba a ti, y luego, luego me refugiaba en mi tos nocturna, en un cigarro y empezaba a teclear. He revivido mil veces el dolor en mi cabeza, últimas palabras, parece mentira haber escuchado las últimas palabras de quien más has amado, he repasado todo tantas veces que he caído mil veces en nuestras conversaciones y las he vuelto a tener. Juraría que no han cambiado una coma pero ¿cómo saberlo? He pensado mucho en lo que me alejó de ti, he pensado mucho en mi. En el miedo al rechazo tan profundo que tengo ¿sabes? Parece que no, pero siempre he tenido miedo a todo, o casi todo. La pregunta siempre ha sido cómo sigo adelante, cómo sigo en pie. Y eso, seguir en pie, fue lo que me alejó de ti. No sé si te lo conté alguna vez, pero de pequeño una de las cosas que me permitió seguir en pié fue Hermes. El hecho que los ladrones tuviesen un dios, todo un dios olímpico, hijo de Zeus, que se tiró un pedo para escapar de Apolo, eso me ayudo a seguir en pié.
Pero de qué sirven tantos recuerdos, de qué sirve tanto dolor. La semana que viene es otra vez San Lucas.
El mismo San Lucas al que miraba casi desde el suelo, el mismo San Lucas que nunca me generó ese temor católico, cristiano más bien. Él no tiene sangre por todas partes, no tiene estacas ni tiene flechas, él no tiene cara de dolor ni de sufrimiento, sólo mira desde lo alto, cuida de su rebaño con pasividad, inflexible a la vida, mirando y apoyándonos porque la vida es perra, porque la vida siempre te da donde más duele.

-¿Y yo te dolí?


-Claro, aún pienso en ti.

viernes, 16 de junio de 2017

Amor, viejo y enfermo
y aún así
hermoso.
¿Qué poder te mantiene vivo en tu agonía?
Y desde tu lejanía me llega el canto de muerte.
Tu muerte será vida eterna...

Daniela Garbati

Sobre algunas flores

Los Jacintos lloran, tristes lloran los Jacintos huérfanos. Secos quedaron y fuman. Fuman lo que no escriben, los Jacintos. Ha parado el vals,  los vestidos no vuelan por encima del mar olvidando el humo que viene de tierra. Ahora se siente la ausencia que tiene tacto y sitio en la mesa. Ahora queda el tiempo del amor, ahora sólo queda el amor.
Los Jacintos no tienen tallos, tienen lágrimas. Al lado tuyo están, acompañándote con lilas y margaritas. Tus lilas y tus margaritas, las que soplas para que crezcan, las que sanas a besos, las que cultivaste y me enseñaste a mirar. Ahora te las traigo aunque las miras siempre, ahora al olerlas te huelo a ti, te escucho a ti.


Como una corona de flores te adornaban las hortensias rojas. Rojas como tus rosas que aún siguen esquivando el calor, con pasos firmes, respetando cada etapa, el dolor, dando de comer a los conejos sin olvidarse de ellas mismas. Quizás estés tu en ellas, o en el nogal, en los groselleros o en alguna de tus vides. O eres todas ellas. No logro entender el lugar desde el que ahora me hablas, yo te busco entre las zarzas, en los abejorros, en mi huerto. La tierra bebe tus años y me acompaña, me regala bocaditos de vida de vez en cuando.

Hoy soñé contigo, me regalaste una despedida en mis brazos y en los de papá. Tu sonrisa, como explicarlo... era amor. Dentro de ese amor vi lo que me querías decir, vi aceptación, vi tranquilidad, vi fuerza. Y ahora puedo empezar a entender lo que es la fuerza, mantenerte en pie, apoyarte quizás en el marco de una puerta para no desfallecer, afrontar tu presente ausencia todos los días, sin escapar. No sé, cada vez me explico peor.

Tu cama ya no huele a ti, pero da igual, aún siento la escarcha de tu perfume cayendo sobre tu piel mojada. Aun veo las manchas de tus brazos, demasiada sangre corría por tus venas, formando el mapa que hoy me guía.


viernes, 7 de abril de 2017

Una senda entre dos encinas se abrió, solitaria, oscura letanía de mis ojos hinchados. Yo buscaba huir del mundo y el mundo me apalabraba una salida. Una mancha entre mis hombros me pellizcó el omoplato y arreó mis piernas, un silbido lejano susurró unas palabras tiernas que engrandecen tu leyenda.

El camino poseía todos tus tópicos y todas tus enseñanzas. No hay camino sin ti, pensé.

Todos los postes  parecían árboles centenarios, me dejaban pasar con suavidad, con calma, con tus ojos y tu voz por bandera, acurrucándome y arropándome, haciéndome la hallaca antes de caer rendido con tu voz de fondo y tu pelo en mi mano. Como explicar el amor si no te han conocido.
La mente en standby, las piernas en piloto automático. Se deshacían mil sonrisas con mi cara opaca. El vacío enorme e inexplicable que me dejó tu partida. Tu marcha súbita, fúnebre, que abrió en mi corazón una brecha entre dos encinas.


Huelo las flores que arrasan mis lágrimas perdidas. Perdidas como perdido estoy yo, en este camino solitario y hundido. Ya no lloro porque no puedo, no me sale el dolor ni el odio, como quizás no me salga nunca una emoción fuerte. Quizás cuando te vea de nuevo sentada a mi lado con el sol por sombrero, comeremos de nuevo queso azul y tendremos otra vez ese último instante de amor eterno, infinito, junto a las plantas que siempre serán tu, mi compañía, única y perpetua. Ofidia me habló de ti enrollada en mi mano, tirándome besos como los que yo te doy, todos los días y a todas horas. No puedo dejar de darte besos, en la frente fría, en esas manos frías de mi vida, en esos ojos que ya no me miran sino que me llenan el alma, mi arma. Como decías tu, que sin serlo siempre serás la andaluza de mi corazón, mi único e imperdible amor, tu, Dani, la única dueña de mi sangre, de mis lágrimas y de mi sudor.   

miércoles, 8 de marzo de 2017

Antes de dormir pensé en ti. En tus uñas, en tu pelo, en tu piel. Y ya no recuerdo como eran, ni su olor, ni su tacto. No me acuerdo como era estar cerca de ti, el sueño se acabó, se esfumó y cayó en la cuneta para que lo olvidemos. A veces me pasa, intento olvidar, pero arde. A veces.

A veces pasa, me borro. No sé si es el miedo al fracaso que a veces me entra, a la humillación, no sé si eras tú o son todas, pero noto que he cambiado, a peor. De resto todo bien, gracias.

A veces me da por pensar y entonces no puedo dormir. Y fumo, bebo un sorbo de agua y veo dormir a mi lado una silueta. Una silueta fina que se dibuja entre la penumbra de mi ordenador. Pienso en ella, pero sobre todo en ti. La silueta respira, a ti no te oigo. Antes te oía. Me despertaba por las noches  y te miraba dormir. Como ahora hago, pero antes, eras tú.

Decidí olvidar. Ya no sé cuantos escalones tengo que subir para darte un beso, escondida tras la puerta, medio desnuda y medio vestida. Ya no cuento ni las veces que nos reímos ni las que me viste llorar. Ahora creo que fui muy estúpido, que nadie muere de humillación, ya lo dijo Jacques. Es lo único de lo que me arrepiento. De resto, Olé.


Pero estoy desvelado y a tu lado veo que el cielo brilla apagado. Me busca una mano en la oscuridad, el humo huye de mi boca ensangrentada. Huye del ruido de la vida que dejaron mis pasos al marchar. No te volveré a ver, quizás en sueños hables con él, quizás volváis visitarme un día. Porque extraño el tacto de su piel y de la tuya, extraño el olor de su voz y el aliento de la tuya. Ahora sólo espero que por la mañana todo sea otra vez como ayer, un sueño, un sueño de azahar y de jazmín, un sueño de  palmas por Triana, de una boca chiquilla que dicen, sólo dicen, que tiene tanto arte que hasta el mar se perdería buscando su voz marina. 

martes, 31 de enero de 2017

Hit up the bottom
Hearts will melt like ice
As the lights keep falling
Makes you feel so small again
As we walk in circles,
The blind leading the blind
No way of hiding, oh,
Our heart is all we've got
I'm hungry for you, my love
So come out and rescue me
Love is just not enough out in this war of needs

Drag your heart to the place where it belongs
While it's underwater,
Where my love will fill your bones
The clouds are shaking,
And your palms begin to crack
Hands against your eyes
See this love is all we've got
I'm hungry for you my love
So come out and rescue me
Love is just not enough out in this war of needs
It's a hive of honeybees trapped inside of our skin
Growing faster
Stinging harder till we all give in

Hungry- Dotan

Antes que la tinta empiece a secar, corre como un río huyendo de mis cuadernos y me acuerdo de ti, miro al vacío y veo los ángulos del espacio que dejó nuestra estela. Cuando el aire no me sale y me pinchan los pulmones como globos en la estratosfera, siento como si lloviesen clavos y los suspiros de mis cohabitantes fuesen carcajadas crueles. Incluso cuando no pasa nada siento un peso enorme sobre mis hombros, siento que la vida me es completamente ajena, desconocida, misteriosa. No siento que lo esencial sea invisible a los ojos, siento que no existe lo esencial, o que no es tan esencial, o que es imposible llegar a él. Que mi vida se derrumbó, dejándome en un estado de apoplejía en el que el más mínimo movimiento de mi cuerpo es una tarea pesada y ruinosa. Y me acuerdo de ti. Entonces me parece que todo recobra sentido, ya entiendo porque un movimiento de alguno de mis metatarsianos, una contracción de mi corazón bombeando, un suspiro, entiendo porque es todo tan difícil. Saco el saco con el tabaco, estiro el fino y seco papel que tanto combina con mis manos callosas y desérticas, el filtro que tengo en los labios y pongo de nuevo ruta hacia mis infiernos en cada bocanada de aire que trago.

Y me ahoga el tiempo, no sólo tú. A ti te olvido horas y horas. Pero sobre todo me ahoga el aire, tan espeso que lo puedo masticar, tan roñoso que no puedo no olerlo, interiorizarlo como parte de mi propia mugre. Ese aire que es casi una filosofía de vida, una mueca en una corbata, un ramo en una curva.