martes, 19 de mayo de 2015

Todavía te apareces ventajosa, sabedora de tu poder, en la cara de otras. La ligera caída entre tus ojos y tu boca que en otros son ojeras y en ti es un manifiesto al TODO. Tus ojos que sin ser negros a mi me lo parecen, porque en ellos veo el vacío reflejado, la nada, el "néant" infinito que es y fue el perderte sin nunca haberte tenido. Te imagino a lo lejos, sentada mirando hacia mi, mirando y equivocándote, moviendo tus manos maquilladas, haciendo círculos ínfinitos en tus piernas. Te imagino como si fueses esa chica de ahí,¿ la ves? Entre los asientos. Esa.

Escucho los pitidos de los trenes y entre la masa desapareces como una mala noticia que aún no te han dicho, desapareces como la vida, paulatinamente, entre pecho y espalda. Y yo me acuerdo. Como un cretino me siento entre día y día y te imagino de nuevo. Otra vez alimento la vibración de tus pechos en un bus, el blanco bendito de tu acento, tus labios que no fueron mios y que hoy duelen más que nunca.

Te veo y te pierdo cada vez más, enseño el camino hacia la pérdida de conciencia, hacia el dolor profundo del inconsciente que me enamora de todas y de ti. Olvido el déficit de tus ojos, que eran negros o verdes, pero no olvido lo que dueles, lo que faltas, lo que faltabas.