¿Alguna vez viste el cielo caer y romperse en los mil
pedazos que formaron las mil y una noche? Yo lo vi un día abriendo un libro con las
manos sangradas de lágrimas. Porque yo sufrí el alejamiento y
sufrí la "Canción del Pirata". Yo sufrí tus ojos negros como el Teide
y sufrí mis ojos secos por tu aliento lejano. Los latidos de la tierra que
laten más rápido ahora con esta taquicardia precoz, la almohada dura y caliente
cada noche, el estomago que te extraña. Sufrí cuando los pasos se quedaron
mirándome y de un guiño desaparecieron para siempre. Porque yo si vi esas mil y
una noches chocar con sus mañanas y sus tardes y aposté por una guitarra y unas
voces, y ¿sabes qué? perdí por necedad, por querer la manzana y el pecado e
importarme una mierda la serpiente, por rezarle a dioses paganos y lavarme la
frente ferviente en agua bendita. Por las noches en la cama escuchando como
plegarias tus súplicas al oído, por ser hermosas en su inmediatez e históricas en
mi mente. Por acarrearme el olvido a lo esencial que no es más que un pana, un
culo y birra al viento. Y que digan lo que digan, hoy será siempre hoy, y tu
sonrisa, asiente.