jueves, 30 de agosto de 2012

A la shit


Que bonito es atragantarse de emoción escuchando una hermosa voz muerta, una voz que sin quererlo te crió, que bonito es el sentimiento inmortal, el pasaje a todo, el que todo llegue, el terror del futuro, que bello es ver rodar tus lágrimas por la cara, el que todo cambie, estar cambiando, que el perro y mi voz cambien, que la negra Sosa cambie y  lo cante, que bonita es la sonrisa que me animó, la mano que se apoya en mi hombro y aprieta hablándome de la normalidad de su existencia, de lo extraordinaria de la mía. Y esto se llama vida por eso, por esta libertad que se me otorga de increpar, de llorar riendo, de besar llorando, de que nuestras lágrimas se vuelvan una y sobre todo por poder mandarte al carajo y aburrirme de no ver tu cara. Piensa en que dos minutos de mierda acabas de invertir… yo solo digo… 

domingo, 26 de agosto de 2012

Poc a poc aprendió


Cuando el pelo rodea temeroso el desierto y el oso parte caminando, como abrazando, cuando el color de la playa se disimula con las dunas, ahí, en ese momento, existió el cercano presentimiento a la felicidad, con tus ojos predispuestos a un beso, mis dedos fumando cuando el antojo lo requería y la confianza regalándome la foto desde arriba. Abrió la caja de música verde por fuera, verde por dentro, tabaco, papel y las ganas de desaparecer tras el viento que acostaba la arena sobre sus píes. Debía llenar el vacío de no poder hablar cuando quería, merecía narrar las mareas, el tiempo y las nubes al mundo entero que con atención acallaría y alabaría su hermoso acento parlanchín, la Alhambra y su puta madre. 
Mirando al cielo, el roer del cono sonaba distinto, los pulmones ya arrugados atrapaban mosquitos en sus telarañas, Dios miraba para abajo, curioso, y tus ojos se ponían viscos asombrados, inestables. Fue un segundo, no más, se miró en el reflejo de un grano verdoso, resto de botella, basura artística, y vio oscura la sonrisa que como El Bosco se pintaba insolente, desfilando las manchas de nicotina sobre esqueletos vivientes. La arena subía por su pierna, estaban ya nevados sus pelos. 
Miraba al mar con el rumor de la lamparita a su lado, la pequeña música del escape de gas susurrando, proporcionándole calor y la porción de luz para cada papel, lechuga y tabaco. La luna apuntaba con su dedo al rincón solitario, donde estaba él, que se había quedado solo, él, que acompañado estaba y que de pronto, como la nada, repentina y cruel, se quedó solo, él, que vivió ese día con sobredosis de cariño, de pasión, de belleza... Aprendió a respirar, poco a poco, atragantándose con el yodo del mar. Luego, con los ojos llorosos, se arriesgó a mirararlo como la primera vez, con sorpresa, como Marianela siendo descubierta fea. Aprendió a sentir la arena fresca y sus suaves caricias como un beso que conserva calor eterno. Sintió su cuerpo ser y nada más, sintió la emoción de la novicia expulsada. Aceptó la soledad a regañadientes, pero la aceptó. La arena lo arropaba ya en la noche fresca. 

miércoles, 22 de agosto de 2012

Yo es que no sé...


Yo no sé si estás loca o si soy demasiado optimista o nihilista o un imbécil más. Me cuesta entender algo, tiro por lo de imbécil pues. Aunque no todo es malo… te lo juro. Ya sé que grito mucho, que soy ruidoso, alguna vez “flatulo”, que me pedo vamos… Y no solo eso, a veces no siento, pero tampoco padezco, lloro por dentro tantas veces y un par sólo sabiendo de las causas. Pago mis males con otros, abuso cuando puedo, sin querer maltrato, hablo mucho, me muevo mucho, me río demasiado, parezco retrasado con algunas bromas, así como Ignatius. Bebo demasiado, fumo otro tanto, me despierto con cara de perro, no me depilo y soy un poco peludo, tengo un diente de palo, soy poco musculoso y no tan atractivo como esperas.
Pero también sé decir te quiero, en un par de idiomas y con el corazón en la mano, sé darlo todo y dar un poco,  sé abrazar a un amigo cuando le hace falta y cuando no también, sé reírme de tu risa, sé viajar kilómetros para ver tu cara de loca, sé besar, sé quererte como un bobo, sé elegir bonitos regalos y hacer que los que son penosos parezcan un poco menos malos, sé estar en contra de pelear dándote besos apasionados, sé ser guapo cuando se me requiere y también que mi fealdad parezca un trámite a nosotros. Sé que la fidelidad no es lo mío, pero también que contigo no es lo mismo. Sé llorar por no tenerte pero también sé levantarme una y otra vez, sé dejarme regañar, sé pedir perdón, sé cantarte suave con cuatro acordes. Me despierto con cara de perro, pero sonrío siempre al pensarte. Me gusta viajar y me gusta tomar mate. Me gustas tú, pero mi mundo no se acaba ahí. Sé perder en el amor y no en baloncesto, sé que algún prototipo me puede ganar sin tan siquiera luchar. Y si, sé ser serio, pero necesito a alguien para serlo, sino no me renta. No sé... 

domingo, 19 de agosto de 2012

Lo siento, maravillosa eres.

Eres, fuiste y seras siempre maravillosa, le dije a la piedra atascada en mi guitarra y que la hacía chirriar molestamente. Era esa piedrita, tan minúscula que ni se veía, la que componía incesantemente las más bellas melodías, la que dominaba la estepa marchita coloreando de oro sus ojos descompuestos, oscuros. Sobrevolaba la temible sombra de un recuerdo que lo echase todo a perder como siempre, que cayese de nuevo en un oasis de flores que como sus ojos lo mirasen, me mirasen, con la tristeza de ser su puro y único pasado, el común acuerdo de odiarse en uno de los cajones insalvables de su habitación.
Su paso por el tiempo era una humilde balanza que pesaba su alma junto a un mojón, su sonrisa con las migajas pisoteadas del futuro prometedor que pese a todo, nunca fue ni existió. Y si por lágrimas se midiese o por indiferencia se pesase, uno u otra ganarían de goleada. Y si son frases mal hechas, no importa un carajo por que ni tu las leerás ni yo las siento realmente, son solo mis ojos achinados oliendo hacia otro lado.

lunes, 6 de agosto de 2012


El problema no es salir sin pillar, no es que te fume una gorda valiendo poco más, no es siquiera que un argentino se la "foche" en tu cara, el problema es no borrarla de mi mente un segundo, es llorar mis penas con una canción, es rugir o montar lágrimas con demasiado alcohol y cigarros y como dices tu, un buen porro para desahogar, olvidar… el problema es no tenerte de nuevo en mis brazos, es no volver a verte, soñar con tus besos siendo los últimos que recibiré, no imaginar tan solo la que pueda con una sonrisa borrar tus dientes hermosos, tu nariz doblada, tus kilitos que son el aliciente a quererte, tu inconsciencia, tu falta de amor que me mata mañana y noche, tu eres el problema de mis ojos, de mi boca y de mi alma que sigue derramando lágrimas estúpidas y poco llevaderas…
Llévame a casa y con un abrazo zanjamos esto. Ja! Que sencillo sería no soñar con una mirada melodiosa, una lengua juguetona, una palabra bonita… siento no haber valido la pena, pero te juro que lo superaré y algún día te reirás de mi infantilismo, de mi falta de carisma y rogarás a los santos más benévolos que vigilen mi alma enferma al borde de un barranco, de un apartamento…
En medio de gemidos te escribo porque eres la única, eres la diosa que bajó a la tierra para enseñarme que la muerte existe en vida, que el no tenerte es rodar sin camino ni destino… te quiero y no se por qué, te adoro sin razón y mis ojos te esperarán siempre para saber si es verdad, si nuestra historia será alguna vez contada. Hasta entonces, cigarro en mano, seguiré sufriendo calladito, pero bien bonito. 

jueves, 2 de agosto de 2012

Una vida


Magulladas estaban ya las estrías del calor y sudor. Caminaba con sus únicos zapatos, atravesando la miseria la frente en alto, manteniendo la dignidad intocable sobre las brasas pegajosas del suelo alocado por el sol. Andaba firme siendo narrador omnisciente de su propia historia. ¿Alguien da más?
Miraba desde la distancia de sus lentes de sol, la parafernalia de no saber qué comer,  las frentes deshechas en arrugas sin vida, las egocéntricas caladas de tabaco negro carcomiendo las gargantas sin voz del barrio obrero.
 Música sonaba en su cabeza y la sonrisa satánica aparecía al ver que su vida no estaría mucho más tiempo ligada a la penumbra de esos años nefastos de café barato, del último escalón en el que está, del cariño y desamor que vivía, de las prostitutas que se hacían llamar más que amigas.
Andaba y se sentaba sin pausa dejando respirar las suelas bajo esos madroños poblados por viejos moribundos. No sé si lo dije pero hacía calor. Un calor que producía fríos intensos, un calor que cerraba las narinas y las hervía cómo pulidas coliflores en la olla. Difícil imagen para el que no cocina el imaginar una coliflor de arboles blancos hinchándose y travistiéndose en plato marinado con sal y aceite.
Amo y señor de sus días, disfrutaba de cada segundo de ese intrigante viaje que prometía una sonrisa por cada dos lágrimas, viaje incesante en el que pasarían personas importantes, amigos que ejemplares le enseñarán el camino, mujeres que de olvidadas repatriarán los recuerdos convirtiéndolos en pequeños infiernos diarios que superar. Un viaje maravilloso lleno de poesía y rubores joviales, de bocas sedientas revoloteando lenguas de aquí para allá, de modelos a seguir, de liderazgo y de caídas difíciles de superar. Un viaje único,  ida solo, de abrazos y empujones, que es suyo y de nadie más, de ventas y compras, de parajes increíbles, un viaje que es una vida y una vida que será un viaje. En el que a veces se pedirá la cola y otras se recogerá de la cuneta a algún sombrío peatón.
Entendía todo y lo dominaba, conocía el final de la película, jugaba con ventaja. Algunas lágrimas volaban ya de pura libertad, de no tener nada, de ser su única posesión y compartirla con aquél que se lo pida.
Una vida, ni más ni menos, una de tantas. Pero tan especial.