martes, 29 de marzo de 2011

Otro rezo

Del jardín de mis recuerdos recupero un poco del humo de la infancia y de esos primeros besos babosos, de esos abrazos asfixiantes, del amor expandido a poros y arterias. Y cuando veo el sol que nos mantiene, cuando alzo la vista y que del presente no saco más que soledad e infidelidades, no logro ver nada. Si del cuervo de mi funeral no queda más que una pluma mojada y abandonada, si de mis huesos no ríe más que un diente y de entre los dedos ruge un cigarro que no se apaga. De las lápidas de los que quise solo se mantiene la tuya, corazón, la que separa el infierno de mis días de una eternidad con tus ojos. Piedra a piedra la arreglo y la beso reclinado hacia ti y limpio mis mañanas con el rayo de tu mirada.
Quería decirte que aunque el viento se lleve mis cartas, que aunque de mis palabras solo la saliva pueda llegarte, que el otoño de mi vida no vale un minuto de un invierno a tu lado, que aunque las nubes no me dejen verte más, te oigo en cada imagen y te pienso en cada granito que pigmenta mis horas. Ven otra vez, duerme conmigo y ata mis sueños y responde mis plegarias llevándotelas adonde tú estés. Pásate por aquí, préndele fuego a mi memoria y de la hoguera negra respírame y perfuma tus poros con mi piel. Traspón el alma en la luz y me verás y podrás hablarme de ti y de tus sueños, de tus miedos y de los míos, que no son sino estar lejos de ti. Busca entre la tierra las pequeñas semillas de mi cuello, plántalas y susúrrales las palabras que te dije una vez. Oculta tu belleza y regálamela servida con Té verde y dulces con pistacho y así purifica mi alma hervida en el tazón de aquella montaña amarilla. Si crees poder escapar a este rezo, intenta correr alto y dobla tu brazo izquierdo para yo poder besarlo cien o las veces que me dejes. Cuando empiece a perder oxígeno y tu altura me haga imposible sobrevivir, suéltame, deja que me atrincheré en el primer hueco, la primera cueva o en cualquier esquina para comenzar a morir, a olvidar, a dejar de hablarte y de ser.   

sábado, 26 de marzo de 2011

Aullido (Howl) de Allen Ginsberg




Nota A Pie De Página Para “Aullido”



¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡El mundo es santo! ¡El alma es santa! ¡La piel es santa! ¡La nariz es santa! ¡La lengua y la verga y la mano y el agujero del culo son santos!
¡Todo es santo! ¡todos son santos! ¡todos los lugares son santos! ¡todo día está en la eternidad! ¡Todo hombre es un ángel!
¡El vago es tan santo como el serafín! ¡el demente es tan santo como tú mi alma eres santa!
¡La máquina de escribir es santa el poema es santo la voz es santa los oyentes son santos el éxtasis es santo!
¡Santo Peter santo Allen santo Solomon santo Lucien santo Kerouac santo Huncke santo Burroughs santo Cassady santos los desconocidos locos y sufrientes mendigos santos los horribles ángeles humanos!
¡Santa mi madre en la casa de locos! ¡Santas las vergas de los abuelos de Kansas!
¡Santo el gimiente saxofón! ¡Santo el apocalipsis del bop! ¡Santas las bandas de jazz marihuana hipsters paz peyote pipas y baterías!
¡Santa las soledades de los rascacielos y pavimentos! ¡Santas las cafeterías llenas con los millones! ¡Santos los misteriosos ríos de lágrimas bajo las calles!
¡Santo el argonauta solitario! ¡Santo el vasto cordero de la clase media! ¡Santos los pastores locos de la rebelión! ¡Quien goza Los Ángeles es Los Ángeles!
¡Santa New York santa San Francisco santa Peoria & Seattle santa París santa Tánger santa Moscú santa Estambul!
¡Santo el tiempo en la eternidad santa eternidad en el tiempo santos los relojes en el espacio la cuarta dimensión santa la quinta Internacional santo el ángel en Moloch!
¡Santo el mar santo el desierto santa la vía férrea santa la locomotora santas las visiones santas las alucinaciones santos los milagros santo el globo ocular santo el abismo!
¡Santo perdón! ¡compasión! ¡caridad! ¡fe! ¡Santos! ¡Nosotros! ¡cuerpos! ¡sufriendo! ¡magnanimidad!
¡Santa la sobrenatural extra brillante inteligente bondad del alma!
Berkeley, 1955

martes, 22 de marzo de 2011

Si supieses lo jodido que es estar orgulloso de rezos y rotos,
Si supieses que tu sola mirada mantiene mi mente en trozos,
Y si tan solo vigilases las noches en las que te busco,
Y si solo dirigieses la mirada hacia este kiosco.

Podrías imaginar, tan solo dejar a tu alma vislumbrar,
El dolor que causa tu sonrisa,
El terror que motiva tu pelo,
El pudor de tus piernas y el sudor de tus palabras…
Podrías rogar a profetas y probetas para que te enseñen,
En una lámpara dorada, las pesadillas de esos besos,
El sinrazón de mis noches
Y las lágrimas de la más inmensa soledad.

Podrías verme entrar por una puerta y preguntar que dónde escondiste los días,
Dónde mandaste a hacer esta vida que ya no es mía.
Y me respondería una vieja y guapa harpía, que en el jardín poseían
Una maquina de sueños que fue destruída y reencarnada en ti, querida.

Y que de la luz de la explosión, de una dulce y fina concha,
Naciste tu, dulce cruz.

sábado, 12 de marzo de 2011

Desde el jardín

Ciñe la frente, posa tus dedos en tus ojos cerrados, cansados, arrasados por reuniones pausadas, por sonrisas y otras drogas sin prescripción e igual de dañinas. Después siéntate, agarra un bolígrafo y escríbeme una carta de auxilio, o de lo que te sientas confiado. En ella deberás hablarme de mis sueños y de mi ilusión e ilusiones. Dime que existen, que las trabaje, que debo cultivarlas como un pequeño jardín interior, al que debo regar, auxiliarlo del calor extremo, del frio dañino, debo encontrarle el sol en el momento indicado y resguardarlos cuando las hojas me lo pidan. Un pequeño y hermoso jardín que con el tiempo tendrá flores de todos los colores, tamaños, nacionalidades e historias posibles. Hojas de diferentes tonalidades y texturas, pequeños arbolitos que irán creciendo y tomando protagonismo con sus troncos bien enraizados y su madera añeja cada vez más poderosa y rocosa. Habrá paredes llenas de trepadoras y enredaderas, de parchita y de viñas con damas de noche asomando la cabeza entre los tallos. Poco a poco la diversidad y la vida se irán apoderando del jardín, las aves vendrán a pasar el día y traerán nuevas semillas que irán germinando bajo la más humilde inconsciencia, y de nuevo nacerán otros naranjos y otros tulipanes y amapolas que perdurarán en la memoria y en los campos recónditos de la vida. Pero vendrá el invierno y las flores morirán y las hojas se caerán. Hay que recoger el jardín, hay que saber estar con él y acompañarlo, colocar un columpio o un pequeño invernadero para cultivar un poco de orégano u otro poco de salvia o ir preparando, con el afán más campesino, el huerto para verano. Hay que organizar reuniones y moverse en el jardín, nunca dejarlo solo en el frío y en el mal tiempo, acurrucarlo bajo las sabanas de la compañía. Entonces vendrá lo más bonito, los primeros pasos de la primavera, las primeras palabras de la inspiración, los pequeños bulbos que asoman hermosas flores lilas y blancas entre el pasto elevado. Empezarán a salir todas las flores, los rosales competirán, los jazmines alumbrarán la noche con su precioso olor, las madreselvas emergerán y rodearán los muros olorosos con su apasionada aparición. Las hortensias gordas y flameantes radiarán el claro de luna con diferentes colores. Serán noches hermosas bajo sauces y castaños, serán hermosos días de naturaleza viva, será la madurez de un jardín sin límites. En ese momento todo estará alineado, el romanticismo aparecerá por los muros  trepados y chocará con visiones extrañas y pensamientos mundanos. El jardín brillará con luz propia y dejará a ciertos individuos pasearse por sus innombrables escondites y caminos de tierra y piedras. Estos pocos momentos encenderán páginas de niebla y olores rocosos,  aclararán a la muchedumbre escondida tras los muros del jardín. Esté regalará al exterior pequeñas porciones de vida y permitirá ver claramente, bolígrafo en mano y los ojos bien blancos.

domingo, 6 de marzo de 2011

Aplastando grietas

Ahora que no sé nada, ahora que el tiempo parece infinito y los recursos innecesarios, ahora es cuando poco a poco me voy corrigiendo, se me va corrigiendo. Los pequeños fallos se van pagando, con tranquilidad pero infalibles. Ella me corrige con cariño, todavía soy uno más que orientar, voy por buen camino. Pequeños jalones de oreja, nada más. También he de decir que no me desvío mucho de la calle, sigo los pasos normales aunque a veces dudo. A veces veo claro que la calle esta torcida, que el asfalto tiene rajas, grietas profundas que pueden abrirse y dejarme caer al vacío más amplio y terrorífico. Tiene grandes imperfectos y el desagüe no es bueno, el agua se filtra en las grietitas y le da vida a pequeñas plantitas, a un musgo verde y acolchado, a pequeños insectos que se alimentan y se esconden tras esa vegetación indeseada. Aparece vida revolucionaria en esta calle que me obliga a seguir caminando, que me prohíbe los descansos en Islava, me prohíbe los baños en grandes lagos y pequeños ríos rodeados de canónigos y hermosas jóvenes tomando el sol. Así que sigo, los pies hinchados y morados, con profundas ampollas que me llegan al alma claramente soleada. En esos momentos echo la vista al suelo y admiro como me llaman los insectos y me agacho para escucharlos mejor, repito sus versos y veo sus cuadros, lloro cuando se esconden. Toco el musgo que acaricia las puntas de mis dedos, modela a su antojo mis huellas dactilares y las pinta de colores paradisiacos. Les sopla melodías que suben por mis venas y con un gran suspiro llegan a mi corazón que no puede hacer otra cosa más que relajarse y sentarse en el asfalto que más y más se va calentando y quemando mi culo aplastado por el peso de una vida. Todo está claro, aparecen animales por los bordes de la carretera, las plantas crecen a mí alrededor y la gente pasa encima de mí y me rodea impaciente con miradas llenas de ira. Me empujan y escupen sus insultos, me multan y me maltratan pero yo no los escucho. Mis oídos se hicieron amigos de un escarabajo llamado Roberto, de la arañita Simone, del gusano Federico y de una Cigarra, John. Solo tengo que recostarme boca abajo y ver sus vidas, ver como tejen canciones y hermosos poemas, ver, cuando cae la noche, como se despiertan y cazan pequeños mosquitos o mastican tiernamente el musgo que les da cobijo. Maravilloso mundo paralelo aplastado por la muchedumbre que solo los deja respirar por la noche, cuando el frío aparece y la sociedad deja paso a la barbarie del arte. Ahí se disputa mi alma, ahí se ofende y respira hondo a la vez. Ahí desaparecen las turbulencias de los policías y aparecen los ladrones, se ocultan los políticos y dejan paso a poetisas que juegan al escondite. El cielo se estrella y se oxigenan las vidas ocultas, como la de Federico o Roberto. Y yo intento meterme en las grietas, pero soy tosco y demasiado grande. Ellos me animan. Pero no puedo y el tiempo se me acaba. Meto primero los dedos de la mano pero los pulgares se quedan afuera. Cuando los primeros pájaros hacen sonar mis alarmas, entonces me levanto, me despido de mi pequeña grieta y de sus maravillosos personajes y me voy, pisándola, a seguir mi camino. Y creo que maté a Federico, no lo sé, no miré atrás, pero oí su voz y su caparazón rompiéndose bajo mis zapatos de marca asesina, bajo el peso de mi miseria y de mis celos. Y caminé con más fuerza y fui premiado, fui recibiendo premios en las siguientes etapas y empujé y pisoteé a los que miraban las grietas, quité el musgo y asfalté kilómetros de la calle. Mi mirada a veces caía hacia abajo pero el sol abrasador se reflejaba en el gris de la calle y mostraba mi vida. Entonces seguía, seguía olvidando a Simone y a John, olvidando sus versos y sus cantos, olvidando que asesiné a Federico y que Roberto ya no me decía nada. Las grietas se fueron cerrando una a una y ella me alentaba a seguir empujando y aplastando a los que se me interpusieran con castigos ejemplares.