miércoles, 27 de agosto de 2014

Carta a una que quise (II)

Hola. ¿Cómo estás? No me reconocerás, pero soy yo, él. Mi vida sin ti es lo que nos separa hoy. Pero yo te escribo a ti que sigues siendo la misma porque vives en un sitio oscuro de pastizales enormes, de selvas impenetrables, saltando de mundo en mundo, de recuerdo en olvido. Pastas a tus anchas junto a mí, junto a ese que era y que ya no seré.

Y por eso te escribo, para darte vida y alma, para acompañarme en la soledad de un recuerdo que solo vive en mi y para no olvidarme del que fui. No es amor, es ternura, es una palmadita en la espalda, son ánimos. Me gustaría decirte que lo estáis haciendo bien, que eso que construisteis, es bonito sin importar lo que pase, que valió la pena el esfuerzo y el dolor, que los kilómetros estuvieron bien acompañados, las miradas correspondidas, los amigos borrachos y alegres. No importa el futuro ni nunca importó, los medios justificaron el final, sé feliz y campa sin temor en mi memoria que el olvido ya no ciñe sus garras sobre ti.   

martes, 19 de agosto de 2014

Y sin embargo

Y sin embargo me sigue recordando esos años tiernos de cachapas, esos años invencibles en energía, de dulzura en la mirada. Éramos tal como somos, íntegros hemos pasado y lo que nos hizo queridos los unos a los otros, nos sigue pareciendo único. No te miento si te digo que tu cara es la misma que me miraba transparente, solo que ahora escuchas a Sabina y Serrat suena mejor con tu guitarra en mano. No debería contarlo, y sin embargo la luz sigue nítida y las rosas con sus espinas intactas. Esas espinas nos han pinchado alguna vez, pero suave nos han dejado un estela esmeralda en el alma y nos han presentado a Eros y nos hemos enamorado de Psique. Somos rocas perennes, ángeles que se cagan de la risa con el sonido de sus alas dobladas esparciendo en el cielo un poco de horchata. Éste era azul, las violetas moradas y del canto amargo no salgo sin una cerveza o dos. Porque sin lágrima no hay jolgorio, sin ánima no hay resaca y sin amigos no hay vida.
Algún día veremos el mundo desde otro sitio, con ron y limón nos sentaremos abrazados a ver pasar las cabras y a esas niñas que sin quererlo, nos traerán de nuevo a esa, nuestra vida.   

domingo, 3 de agosto de 2014

Tera

La ansiedad se refleja sobre el amarillo del camino hablándome despacio, así como me hablan a veces las cigarras y a veces los recuerdos. Esta ansiedad se manifiesta en mi como una nube de turbulencias en el aire, como un espejismo, como el agua dulce enfriando el mar. Las espigas altas y bizarras se tambalean en el tiempo angustioso formando en el paisaje milenario e infinito una capa de tierra malva que flota y vuela mi cabeza pérdida. Desprecio mezclado con la envidia inherente a los pasos humanos, colas flexibles que sobresalen entre los matorrales lamiéndose los labios y el sexo mientras me miran fijando sobre mis cuernos sus ojos puros. Y fumo uno tras otro, que remedio.

La rodilla caliente, violeta y perpetua. La levanto de vez en cuando, el sometimiento me hace daño pero atrapa, me guía, divino Dios que apalabraste mi vida, permíteme levantarme y dar un paseo sobre la tumba que crea distante la vida de bahareque y piedra. No te preocupes que el fin es siempre el mismo, la decisión es circunstancial y las palabras son tan complicadas como un ladrido, como un verso que maúlla y se pelea a las 4 de la mañana cual atrapasueños de turista. Y se escuchan de vez en cuando las notas del cigarrillo limpio fluyendo libre por los labios eruditos que luchan por hacerse escuchar y bordar así de poder y veneración la montaña de su ego. Pero se escuchan lejos, como un susurro en ese valle temible y verde, terrible, terrorífico. No te preocupes, lo escucharás, tarda, sabido es que el sonido viaja lento dejándonos el valioso tiempo de escuchar las imágenes en su lugar, tal y como son, vírgenes, únicas.