Son los pasos incesantes
del tiempo que clavan sus uñas sobre el blanco cuero de mis cabellos, y
arrimando los ojos sobre el suelo mojado que va tejiendo el azul del cielo sobre
tus mejillas que al tacto de mi barba sonrojan nuestras noches. Son los pasos
incesantes del tiempo sobre tu pecho abultado que carece de vida sin mis besos
a su lado.
Sobre el terreno impar de
tus miradas sentidas, siento el calor de la tierra que emerge en mi interior,
cuando un beso tuyo me roba la sonrisa y acaricia la blanca escarcha, que
aparece en el colchón, de las mañanas sin ti.
Son los cantos que te
dedico y dedicaré porque eres tú y nadie más la que pasea mi vida sobre piedras
rugosas, porque eres tú y nadie más la que me acurruca y me teje cada noche los
sueños y acuna la tristeza sobre un manto de flores cerradas que despertarán
con el sol de la mañana.