jueves, 12 de junio de 2014

Te creo

Veo tu silueta y detrás, a lo lejos, una cruz enorme rodeada de un aura anaranjada gigante. Te distingo entera, te distingo ligera escapándote. Veo tus pezones que como flechas señalan tu camino, tus cejas que se diluyen en tus ojos dominantes y furiosos, tus ojos que son mi vida, que son mi arte y pasión. Mi única verdad es darte todo y mi único dominio los que marca tu piel blanca. Mi amuleto es tu lengua que se retuerce cuando la muerdo, es tu cadera fina que se agranda para que repose mi vida en ella.
El atardecer no acaba, tu desnudez lo mantiene en vela, tu historia le fascina y aguanta y aguanta, mientras las mareas se desbordan y mis ojos lloran. Siguen las sombras de tu pelo al viento marcando en el suelo nuestra rayuela, marcando en el suelo nuestros cuerpos juntados por el calor y el sudor, mojando el sendero por el que vinimos.

La angustia de perderte desaparece con el sol, el miedo de verte con aquel ya no es sino tu voz en mi oído susurrándome que nunca me dejarás. Y esta vez te creo y te creeré siempre.

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