Estoy exhausto, me
tiemblan las piernas, no pienso y cuando lo hago me pesa el vivir buscando
olvidar, no dormir, reprimir horrendos sentimientos que no bastan para mi… El
aire vegetal corre en bocanadas hinchadas por las corrientes de mi cuerpo. El
temblor pobre agotando la vida esquelética de las vistas hinchadas de calor y
tiempo, el paseo nupcial del humo apalabrando el coste del gas este mes, de si
habrá luz o simplemente se dejará caer otra más de buena historia. Y si volando
me choco con una clavo afilado y levantándome veo mi cuerpo bañado por lava
roja, veré el alma profunda del mundo de abajo, el aire nauseabundo de las
inmundicias paganas en días de poca fe.
El oleo bárbaro que riega
la tierra seca del sur, los profanos ronquidos de la droga y el vicio que son el pegamento destructor de estas
ventanas, el pudor de dejarte tirada como mártir, como perra. Tambaleando
palabras que una vez, en boca de otro, significaron algo. Serpenteando el dolor
con cualquier antídoto, olvidando que ya no hablas, que nada significa lo mismo,
que la bañera hoy se llena, sola, con lágrimas inútiles que no podían caer más
bajo…
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