domingo, 28 de diciembre de 2014

Tus besos son como álamos inmersos en el mar de mi barba,
que cavan con cuidadoso amor las raíces en mis ojos.
Son cómo águilas que espantadas baten sus alas con estrepitosa fuerza,
 y de su viento me llega tu olor a Dios.
Son como los minutos que paso antes de levantarme,
sin ver pero tocando, tu silueta entre el calor.

Tus besos son las llamas del cielo ruidoso que margina mis miedos,
el ave fénix ahorcado por la pureza de sus plumas,
la tórtola  suicida que no tiene tus ojos,
la nota que falta en la canción para ella.

Son los minutos que siempre faltan en el calendario,
el instante en que se para y grita, aturdido, el mundo.  

Son tesoros, tus besos, tesoros inauditos, puros y únicos,
son la bondad de la Virgen y el pecado de tus carnes.
No cabría en mi vida dicha que por tus labios no pasase,
no cabría en mi vida dicha que sin tu nombre se guiase.

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