domingo, 10 de junio de 2012

Desafinando


 De nuevo resuena en esa cabecita, ese son, esa alegría descomunal que siente al bailar los dolores del fado, sus pies velan entre pata y pata de mujeres ligeras de ropa y fuertes de ánimo. Vuela la voz cantora de mil noches en vela y rodea las nubes creando las delicias de esa vida. Camina bailando sobre el barro, dibujando guitarras insolventes con los dedos de los pies. Grita bajo la lluvia sin paraguas y sin gatos, canta a voz en grito y repasa melancólico las alegrías que ha vivido, sus abrazos y dientes pelados.
Abogados ahogados en sus propios carteles, miles de hojas no leídas y sigue bailando en cantinas y bodegas, sigue tomando ese vino blanco que tanto emborracha, sigue paseando por ramblas y cruceros, por selvas y veleros, sigue usando eso que antes tenía y tanto quería. Y a ver si uno de estos días por fin suena el reflejo de tu sonrisa cayendo bajo el vendaval de gotas, y con risa nerviosa pueda por fin escapar de ese tétrico lugar al que cayó sin quererlo, el sitio donde nada tiene color y ciego chapotea la nada y las gotas refrescan las caras.
Que siente demasiado o no siente nada, no tiene ninguna importancia, siendo prácticos, no hay nadie menos que el, pudiendo lograr todo, no logrará nada. No me pregunten como lo sé, pero lo sé. Los años de curtidas guerrillas eran suyos, los años de emperadores a caballos le venían como traje a medida, los de intelectuales que barrían sus lágrimas cada noche a las 6 de la mañana para dormir hasta las 6 de la tarde, tampoco le eran malos.
Pero la luz a veces entra por su ventana, a veces de sus ojos sale una chispa humilde y preciosa que lo hace el ser más querido, es una chispa única en su género, un toque del sol de Marte que va a parar a su rostro desgastado.
Y si los bichos no le pisasen los pies cada vez que sopla para abajo, créanme que nadie hablaría de su desidia, de su blandura y blancura, nadie pondría “si” a hablar de él. Si… si no escuchase esos 5 minutitos de vez en cuando, quien sabe, se podría volver loco, podría llorar el doble, huir saltando, hablar más y con menor calidad, podría no pasar nada o podría haber nacido para, simplemente, morir contigo.

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